viernes, 10 de mayo de 2013


Día de las Jefecitas: No siempre la inspiración es lo que cuenta.

Por Manuel Aguilar Caloca



“No siempre la inspiración es lo que cuenta”, fue lo primero que se me vino a la mente cuando nada se me ocurría para colaborar en este blog y establecer comunicación con ustedes, estimados miembros de la Comunidad AS MEDIA.

Quizás, fue la premura por no dejar en blanco un espacio que nuestras redes sociales exige para compartir nuestras ideas y conocernos mejor, lo que me hizo ponerme a dar de “teclazos” y no pude más que recurrir a esa chispa de “no inspiración” para inspirarme y no quedarme sin no decir que no tenía qué decir.

Háyame explicado o no, deseo reiterar mi gusto por estar entre ustedes, conviviendo, compartiendo y aprendiendo. AS MEDIA ha significado un cambio radical en mi vida y debo decir que, ahora, esa alegría se hace mayor al poder expresar lo que pienso en este ámbito juvenil y universitario, lo que alguna vez –hace algunos cuantos ayeres– viví en carne propia.

Y, si a inspiraciones vamos, son estos días cercanos al 10 de mayo (tanto antes como después) los que siempre me hacen pensar, escribir o discutir sobre el porqué dedicar a una sola fecha la devoción, el cariño, el reconocimiento, el esfuerzo por adquirir un regalo o elaborarlo, por llevar flores o serenatas, por recitar la viejísima “Mamá, soy Paquito. No haré travesuras” y un gran etcétera o muchos “etc.s” seguidos.

Obvio, me refiero a eso de que todos los días deberían ser Día de la Madre, pero yo siempre digo que igual todas las fechas deben hacer rebosar en nuestros corazones, ánimos y entrega y no sólo la que nos dictan los calendarios y, sobre todo, los comerciantes y los medios de comunicación que alquilan para ordenarnos qué comprar y dictarnos cómo festejar a las jefecitas, a los niños, al padre, al abuelo (día absurdo y tergiversado porque antes era Día del Anciano), la Navidad, a los maestros (bueno, a ésos sí un poco con más énfasis), a las secretarias, los albañiles, los barrenderos, a la patria, al taco (bendito sea Dios que desapareció), al compadre…

Sé que muchísimos de nosotros lo hacemos de todo corazón cuando se trata de agasajar a la propia mamá, a la abuela, la tía, la hermana, la amiga, la vecina, la profesionista, la compañera de trabajo, la alumna y toda aquella mujer que desempeña el rol de madre, pero qué “desvirtuadota” le dan comerciantes y anunciantes (a su vez comerciantes muchas veces más voraces) a un acto que implica nobleza, cariño, agradecimiento y, en una sola palabra, amor.

Y así, le dan en la torre a otras fechas significativas que pierden ese candor o esa relevancia en nuestro transcurrir por la vida.

Yo, desde hace años, trato de pensar y vivir como si todos los días fueran de la Madre, del Niño, del Padre, de la Bandera, Navidad, Hannuka, Ramadán, Yom Kipur, Año Nuevo nuestro, chino o judío, Día de la Tierra, 15 y/o 16 de septiembre, nacimiento de Benito Juárez, Napoleón, Darth Vader o Matt Groening… Ciertamente, guardo discreción porque me vería como un loco todo el tiempo festejando, abrazando a medio mundo, guardando solemnes minutos de silencio o de aplausos y ni me alcanzaría el billete para estar compre y compre regalitos y gastando a lo absurdo. Todo estos actos y muchos más se los dejamos a los políticos que así viven y joden todos los días de su vida o por lo menos de sus periodos “abrazando el hueso” (como decían los antiguos, bueno, los más antiguos que yo).

Ya me contarán cómo les fue de Madres, bueno, de 10 de mayo, o me dirán qué tanto rollo les provocó. Agradezco a la Comunidad AS MEDIA este espacio en el que me hice mi propia bienvenida, pero, realmente, por permitir comunicarme de este modo con ustedes.

Y recuerden: Platicar, trabajar y pensar entre amigos es mucho mejor.

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